Anudado a esto el CBD tiene propiedades cicatrizantes, gracias a su amplia gama de cannabidiol, calmando las zonas de riesgo y aliviando dolores y molestias que son causadas por un picor desagradable en algunos casos.

Un estudio para el año 2009, demostró la existencia de un ESC (sistema endocannabinoide humano) funcional en la piel y su papel en el equilibrio y la competencia inmunitaria de las células. La alteración de este delicado equilibrio puede facilitar el desarrollo de múltiples condiciones patológicas como las anteriormente ya mencionadas (acné, alergias, esclerosis sistémica, picor y dolor, cáncer, entre otras…).

A su vez estudios comprueban que el eczema de contacto alérgico afecta aproximadamente el 5% de los hombres y el 11% de las mujeres en los países industrializados. En un modelo animal para la hipersensibilidad al contacto con la piel, los ratones que carecen de ambos receptores cannabinoides conocidos, muestran un aumento de la inflamación alérgica.

El CBD podría ayudar y mejorar de manera significativa la apariencia de nuestra piel. Otra característica positiva es la promoción de la proliferación celular adecuada, es decir, ayuda a regenerar la piel. El CBD limita la hiperactividad de las glándulas del talco y posee un efecto antibacteriano reduciendo así las infecciones.

Entonces, ¿Funciona el CBD para mi piel? La respuesta es múltiple como hemos visto a lo largo de este artículo, ya que el cannabidiol ofrece toda una serie de beneficios para la piel tanto sana como dañada.

Cuanto más se estudia el CBD como sustancia para el cuidado de la piel, mayor parece ser su potencial como tratamiento de numerosas enfermedades cutáneas. Aún es pronto para decir cómo se puede utilizar exactamente el CBD en tratamientos medicinales, pero al menos hay claros indicios de sus numerosos beneficios para la piel.